jueves, 9 de septiembre de 2010

Despertar

Se abrió la puerta como una mirada,
como tus ojos sobre la almohada,
despidiéndose del último sueño.
Se abrió la puerta, como tus brazos,
reclamando el abrazo que te negué en la noche,
cuando me poseyó el sueño profudo,
ese que no viene muy a menudo,
tan placentero,
tan reticente,
tan esquivo.
Se abrió la puerta,
como se me abre el mundo en tu mirada,
aun cuando está velada por el sueño,
y me vi recorriendo los paisajes que quiero,
y me vi escribiendo los poemas que amo,
y me vi siendo, por una vez,
aunque fuera en ensueño.
Entonces se cerró la puerta.

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