domingo, 17 de abril de 2011

Nuestra puerta

No importa cuántos pasen por la casa, esta es y será nuestra puerta. Nuestra de nosotros dos, de nosotros tres, de nosotros cuatro. Nuestra de nosotros seis y de todos los que quepamos por ella. Aunque tengo mis preferidos. Como tú entrando con la Paz de la mano y una bolsita de galletas. Como Dani esperándome en la cama en una noche muy fría. Cruzarla para llegar a la hamaca que esperaba en el patio de una tarde de verano. O esperar a Livia con sus clases de portugués. 

Cruzarla para después cruzar otra puerta, que lleva a otra puerta, que lleva a la puerta que esta antes de las puertas de tu casa. A solo dos cuadras y seis puertas, encontrarme tu sala, o tu jardín, esperándome con una taza de té hirviendo y una conversación que se traga enterita la tarde.

lunes, 7 de marzo de 2011

Abierto

Pase que está abierto, te diría si pudieras oirme. Y lo está, casi todo el día, mientras te espero, mientras me torturo de ausencia. Pase que está abierto te diría, si no hubiera cerrado ya, si no me hubiera cansado de esperarte.
Ya no pase, timbre, te digo ahora, con la cobija subiéndome lentamente por las piernas. Lenta, por que aún sueño con que aparezcas. Subiendo, porque el sueño me dice que ya no aguanta la espera.
No pase que ya cerré, te digo ahora con los párpados pesados y el miedo a las lágrimas.
Cerré porque acá va a llover y no quiero que la calle se inunde.

domingo, 19 de diciembre de 2010

Viento


La puerta está bien cerrada
para que no entre el viento.
El viento solo trae polvo de los caminos
y de vez en cuando un mal augurio.
Al viento se le han quedado pegados
los suspiros de malas noticias.
Es un viento seco,
tan seco que lleva tristezas,
pero no lágrimas.
La puerta está bien cerrada,
pero no es suficiente.
Por las rendijas se cuelan
algunas ráfagas
y la casa se va llenando
de nostalgias y angustias.

domingo, 24 de octubre de 2010

Yo

Si tras la puerta estoy yo,
¿qué hay tras la puerta?
¿Una joven (ya no tan joven) que escribe?
¿Una profesora de español para extranjeros tratando de entender el imperfecto del subjuntivo?
¿Un asomo de mi mamá?
¿Un retrato de mí hecho por mi hermana?
¿Una foto de mí?
¿Un circuito electrónico que actúa casi como yo?
¿Una chica que viaja con el morral al hombro?
¿Una novia?
¿La amiga de mis amigas?
¿Una ingeniera de diseño (sonriente) que no ejerce?
Si soy lo que hice en el día, hoy siendo domingo, tras la puerta hay una chica en una hamaca y entre las manos hay un libro.

jueves, 9 de septiembre de 2010

Despertar

Se abrió la puerta como una mirada,
como tus ojos sobre la almohada,
despidiéndose del último sueño.
Se abrió la puerta, como tus brazos,
reclamando el abrazo que te negué en la noche,
cuando me poseyó el sueño profudo,
ese que no viene muy a menudo,
tan placentero,
tan reticente,
tan esquivo.
Se abrió la puerta,
como se me abre el mundo en tu mirada,
aun cuando está velada por el sueño,
y me vi recorriendo los paisajes que quiero,
y me vi escribiendo los poemas que amo,
y me vi siendo, por una vez,
aunque fuera en ensueño.
Entonces se cerró la puerta.

sábado, 17 de julio de 2010

Labios

Estas puertas cerradas son mis labios que ya no pueden pronunciar palabra. Han quedado sellados por la angustia, y el pavor a tropezar con la palabra errada, los petrifica. Se han cerrado, como se cierran las puertas (y las piernas) ante la amenaza: con cerrojo. Cerrojo de los que se deslizan desde adentro, de los que no dejan salir las buenas ni las malas noticias, de los que dejan que todo se vaya muriendo adentro, pudriéndose, hasta que se caigan los muros o hasta que algún osado, movido por la curiosidad y la compasión (amigas inseparables), decida romper el vidrio de una ventana. Pero y ¿qué si la casa es alta? ¿Qué si se vive en una torre? Entonces todo se pudre sin remedio, sin noticia, sin ningún asomo de contacto para esa soledad que ha decidido vivir tan sola, ahí tras esa puerta con cerrojo.
Por un ojo mágico me asomo para ver el mundo converger en un punto detrás de mi pupila. Veo luces y seres que caminan, veo calles, plantas y hasta se asoma por ahí algún brote de alegría. Pero mis labios no se abren. No. Permanecen sellados e indiferentes incluso ante los golpes en la puerta o la melodía del timbre. ¿Hay alguien ahí?, preguntan, y yo doy media vuelta y trago para no atragantarme con la respuesta que, a fuerza de uñas, ha logrado trepar hasta mi garganta.

lunes, 19 de abril de 2010

Patrón

Por la pequeña ventana se asoma la dama,
Para anunciar que el señor aún no se puede parar de la cama.
El médico ha dicho que una semana, será necesaria para ver si sana.
Por la pequeña ventana se asoma la dama,
Para anunciar que el señor ya no está en su cama.
Que salió temprano aquella mañana y se fue por mucho más de una semana.
Por la pequeña ventana se asoma la dama,
Para anunciar que el señor no la necesita más en esa casa.
Y por la cara le corren lágrimas saladas y se le atrancan algunas entre las pestañas.